domingo, 27 de noviembre de 2011

XXI Ruta Santa Bárbara, Sama-Mieres

¡Qué diferencia con la edicion del año pasado!, aunque fresco y con las nubes todavía ocultando el sol, el día se presenta propicio para afrontar las rampas del San Tirso, camino de Mieres.

Una vez organizada la logística del viaje, salimos hacia Sama los cuatro jinetes del apocalipsis, Iván, Guille, Joaquín y yo; recogemos los dorsales, saludamos a los conocidos y a buscar un sitio en donde cafeinizarse; cosa no muy fácil, puesto que aunque ya eran las 10 de la mañana, no había muchos sitios abiertos por los alrederores. Al final encontramos una confitería y allí que fuimos.

Durante el cafelito, charla sobre carreras, tiempos y rivales, todo vale para calmar los retortijones debidos a los nervios "presalida" (alguno más afectado que otros...). Yo la verdad que lo llevo bastante bien, incluso me entra el apetito, así que pido un croisant para no meter el café en vacío.

Ya cerca de la hora de la salida, nos preparamos para calentar y sacamos la foto de rigor; bueno, buscamos algún fotógrafo de emergencia para la ocasión, que no nos sacó tan feos...no?
A la hora prevista se da la salida y nos dirigimos hacia Lada bordeando el Nalón, llevo un ritmo alegre, ya que el terreno es favorable, pero sin cebarme, porque no quiero pagarlo al final.
Tras casi 3 km empiezan las primeras rampas y el pelotón lo va notando, se va quedando gente retrasada, cambio a píñón grande y me marco un ritmo de subida que trato de mantener hasta San Tirso.

Aunque se recomendaba circular por la derecha, la verdad que al no pasar coches la gente acortaba las curvas ocupando todo el ancho de la calzada.
La pendiente no es muy dura, aunque sí nos encontramos varios repechos que te subían el pulso.
Vamos pasando por los núcleos de El Carmen, La Cebosa y La Trapa y llegamos a San Tirso (8.5 km).

El descenso hasta Mieres es largo y procuro bajar rapido pero sin ir a tope, pensando en los últimos km desde la Peña hasta la meta. Voy alcanzando algún corredor que  me pasó en la subida y a la vez me adelantan otros a los que dejé atrás subiendo; es lo que tiene este tipo de carreras en las que las diferentes zonas impiden que lleves un ritmo constante.


Ya en el enlace de la Peña, afronto el falso llano hasta la meta y ya sin reservas, a darlo todo, voy ganando algún puesto y consigo no perder ninguno. Casi en la meta tengo a tiro a otro corredor pero responde bien al cambio de ritmo y no consigo arrebatarle la plaza, entrando los dos casi en el mismo tiempo; otra vez será.

A final, tras una hora y 6 minutos de carrera paso bajo el arco de meta con una muy buena impresión tanto del trazado como de la organización (hay que recordar que la inscripción era gratuita), que sin montajes exagerados ha conseguido consolidar una carrera muy guapa y muy asequible.


Al final, bolsa de corredor muy digna, con camiseta, medalla, bebida y algo de fruta y dulce para reponer las fuerzas.