domingo, 15 de julio de 2012

Monsacro xpress

Después de una semana intensa en lo laboral, sin casi tiempo para acumular kilómetros para el maratón de Nembra, toca incursión rápida en el Monsacro para hacer algo de desnivel.

Amanece buen día y en menos de 20 minutos ya estoy en la Collada apretando las zapatillas. Un poco de crema solar y para arriba.

Hoy me llevo los bastones; aunque el año pasado corrí la Resistencia Reino Astur sin ellos, este año quiero probar a llevarlos, sobre todo para proteger un poco la rodilla, y tengo que adaptarme a ellos, sobre todo en las bajadas (me incordian un huevo...).

Subida de 2 km nada más salir y las sensaciones son bastante buenas, el trabajo en la elíptica es muy parecido y llego arriba bastante bien de piernas para el ritmo que le meto.

Me asalta la tentación de tirar hasta el pico, pero hoy hay compromisos gastronómicos y voy justito de tiempo, así que me dirijo a la bajada de Otura.

Pruebo distintos agarres bajando, pero me siguen dando mucho la lata; voy mucho más cómodo sin ellos, pero tiro hasta abajo con ellos en las manos.

Llego a Otura y bordeo la escuela de escalada en dirección a la caseta de TV; menuda vista desde aquí; una parada rápida para un par de fotos y ya hacia abajo hasta la Collada.

Al final poco más de 7 km y 1200 m acumulados.







viernes, 6 de julio de 2012

La Batallona

...y tras las arengas a las tropas comenzó la batalla en el alto de la Farrapona...




Curiosa iniciativa y gran acogida a este particular duelo entre asturianos y leoneses, con algunos mercenarios en ambos bandos.

El campo de batalla, nada más y nada menos que el Parque Natural de Somiedo; la distancia, unos 22 km desde el alto de la Farrapona hasta la Pola. Los guerreros, casi 100 más que los famosos 300, aú, aú, aú...

Los colores, el rojo para leoneses y el azul para los asturianos, todos perfectamente uniformados y con una bolsa del corredor que parecía la bolsa de la compra de la abuela de la fabada (consomé, lentejas, compango, cerveza...).



Aprovechando el fin de semana llegamos a la Pola el sábado y, aunque nos recibió una tarde nublada, las predicciones para el día de la batalla eran buenas, aunque frío a primera hora.

...tras recargar las pilas a base de chuletonazo de buey y dulces postres tocaba velar armas hasta la mañana siguiente...



Y la mañana amaneció  como se esperaba: fría. Tras un completo desayuno nos dirigimos hacia la zona de salida, en el alto de la Farrapona, a más de 1700 m de altitud. Mucho madrugar para luego estar metidos en el coche; nadie tuvo valor de salir a calentar, así que nos dedicamos al noble arte de darle a la parpayuela...




Comienza a llegar cada vez más y más gente y el sol empieza a calentar, así que como los caracoles, sacamos las cabezas al sol y nos ponemos en marcha.

Hoy la asistencia del equipo es desbordante; Noe, Guille y yo, como habituales ya de estas lides y tres nuevas incorporaciones, Rebe, Dani y Berto, que se iban a enfrentar a su primera carrera de 22 km, tras ser convenientemente engañados por los miembros veteranos del equipo...probitinos, qué cara de inocentes antes de la salida...



A la hora prevista y tras entonar los cánticos de guerra de cada tribu (o sea, los himnos....) se da la salida e inundamos como una marea roja y azul los primeros kilómetros de la prueba.




A la vista el primero de los lagos por los que discurre la carrera, el de la Cueva; casi no da tiempo a disfrutar de las vistas porque el trazado se empina, así que se reduce el ritmo y se termina caminando. A estas alturas vamos muy agrupados, salvo la cabeza de carrera, pero la pista es ancha y se corre bien.


Pasamos por las vegas de Fresneo y Camayor, con unas impresionantes estampas de pradería y crestas calizas.


Nos dirigimos ya hacia el Lago del Valle bordeando los Albos y ahora, como en los mejores domingos de verano, se forma un monumental atasco; La pista se hace sendero a media ladera, muy estrecho y con piedras y raíces que te obligan a poner los 50 sentidos en tus pies. Alguna caída, alguna trepada, algún adelantamiento por la derecha, por la izquierda, por arriba, por abajo y casi a través...

Ya en el lago Cerveriz la cosa mejora y consigo adelantar unas posiciones y como en fórmula 1, correr con aire limpio para mantener los neumáticos.

En el valle la carrera discurre por pistas alternando fuertes bajadas con algún repecho que te sacaba el corazón por la boca y zonas despejadas donde cascaba el sol con zonas boscosas con mucho barro.


Llegamos a la localidad de Valle de Lago y tras reponer fuerzas en el avituallmiento toca encarar el último tramo de la carrera.

Ya se oye la megafonía y tras un tramo de asfalto callejeo hasta la meta; toda la carrera con buenas sensaciones, pero estos tramos finales de asfalto me matan. En ningún momento noté molestias en la rodilla (todavía llevo la rodillera por si acaso, bueno, más bien por efecto  psicológico), pero los gemelos se me subían en los últimos 100 m. Mucha gente animando, así que a morder los labios y a tirar hasta el final.


Entro en meta en poco más de 2 horas y tras estirar un poco, y a falta de masasjistas me pongo en remojo cual caja de sidra en el río...qué alivio!!!



Al final, Asturias ganó la competición, aunque los primeros puestos fueron para los leoneses, mayor igualdad no se puede pedir; así que esperamos ya la próxima edición.