jueves, 5 de abril de 2012

V Carrera de Montaña El Asturcón

Ya casi han pasado dos semanas desde la carrera, así que espero no dejar nada en el tintero.

Era una de esas carreras "esperadas", con el objetivo de comprobar el estado de forma y de intentar mejorar la marca del año pasado; además de haberla estado preparando casi dos meses antes, con un sinfín de tiradas por distinas partes del recorrido, e incluso realizándolo al completo. Además esta vez tengo rivales directos dentro del equipo que vienen pisando fuerte desde el asfalto, piquilla sana...

Por fin llega el domingo y tras el correspondiente madrugón (se cambiaba la hora y dormías algo menos) llego a la zona de salida en el centro hípico que le da nombre a la carrera. Las previsiones no fallaron y aunque la mañana estaba algo fresca se intuía que el sol nos iba a acompañar a lo largo de la carrera.

Tras recoger el dorsal y tomar un temtempié toca prepararse para calentar; unas cuantas carrerinas por la zona y ya enseguida nos llaman al corralito para pasar el control de dorsal.

Tras el sufrimiento de los últimos kilómetros del año pasado la estrategia esta vez la tenía muy clara: salir tranquilamente y llegar fresco por lo menos a Ladines o hasta mitad de carrera. Luego, si las piernas lo permiten, echar el resto y apretar en las zonas técnicas, dejando algo de gasolina para el último tramo bordeando el Nora. Con esto esperaba por lo menos mejorar en unos minutos el tiempo anterior.

Por fin se da la salida y como es habitual los favoritos ocupan la cabeza de carrera y salen como almas que lleva el diablo. Yo de mayor quiero salir así en las carreras, y poder terminarlas!!!.

Cumplo el plan previsto y enseguida me pasa el grueso del pelotón, quedándome en la parte trasera a un ritmo muy cómodo y disfrutando del sendero. Los dos primeros kilómetros son casi llanos y te invitan a ir más deprisa, pero ya me conozco estas tentaciones de inicio de carrera, así que yo a lo mío.

Ya en el tercer kilómetro nos encontramos con alguna rampa que pone a más de uno en su ritmo y comienza a hacerse más grande el grupo de cola, y todavía faltan 25...

Abandonamos ya la ribera del Nora hacia el kilómetro 6 y nos dirigimos hacia Axuyán. Voy mirando el pulsómetro de vez en cuando y de momento la cosa pinta bien: pulsaciones moderadas y mejorando los tiempos por kilómetro respecto al año pasado.

El sol ya empieza a asomar y me pregunto si haría bien en dejar el botellín en el coche para ir más ligero, ya que el tramo entre los avituallamientos de Ladines y del Cristo es un poco largo y la subida final se puede complicar si casca el sol.

Llegamos a Ladines y en el avituallamiento me tomo un gel y agua antes de afrontar el camino de subida hasta el periurbano. Antes de llegar arriba mi estómago me dice que algo no va bien. Llevaba una semana un poco delicada pero sin  más y además estos geles ya los había más que probado...pues aún así mi estómago parecía un concierto de sonidos que no presagiaban nada bueno.

Ya en las subidas y bajadas por la zona de monte el sol aprieta y lo que me temía se hizo realidad: voy a pasar sed. En la subida al pico Lampaya la boca ya estaba seca como una alpargata y todavía me quedaban 5 km y la subida al Cristo!!!. Para complicar aún más el tema, empecé a sentir retortijones que me impedían correr.



Tocaba sufrir y así fue. Intentaba correr pequeños tramos y caminar otros pero la cosa no mejoraba, ni siquiera en las bajadas podía ir rápido. Ahora tocaba subir al Cristo, y tras mil pasos eternos encorvado bajo el sol llegué por fin al avituallamiento. Esta vez ni hablar del gel, agua, isotónica y plátanos, pero aún así el problema seguía.



Sólo 10 km más y casi todo en bajada, venga, un poco más, vale vale, camina...ya estamos de nuevo en Ladines, me pasa mucha gente, los retortijones van a más, los minutos pasan y los kilómetros no, sólo pienso en llegar, al carajo con la mejora de tiempos, sólo quiero llegar...



Me encuentro con Iván del Avientu y hacemos juntos un buen tramo, vamos rotos, cada uno con lo suyo, nos animamos, tiro yo un poco, luego me alcanza y al final me quedo atrás...hago los últimos kilómetros fundido, ya se oye al speaker, enfilo la pista de arena y echo el resto los últimos  metros...por fin la meta...

A veces cuanto más se prepara algo, cuando procuras que todo esté a punto la cosa falla por algo inesperado. En este caso mi cuerpo no permitió que disfrutara de esta carrera que tenía señalada en el calendario pero nada me quita la ilusión de volverlo a intentar el año que viene.

Por cierto, mis compañeros-rivales de CRONOASTUR vienen pisando fuerte, así que las espadas están en todo lo alto.