sábado, 7 de abril de 2012

II Lanzarote Lavatrail

Tras la accidentada carrera del Asturcón tocaba cambiar de aires y de distancia. Aún con molestias en el estómago y con las piernas bastante cargadas nos plantamos en Lanzarote para tomarnos unos días de "descanso" y de paso participar en la segunda edición de la Lanzarote Lavatrail en su modalidad de Maratón.

No las tenía todas conmigo, porque estaba bastante tocado así que los primeros días en la isla descanso total. Sólo el jueves antes de la carrera me animé a rodar un poco por las playas del Papagayo a ver cómo me encontraba y la verdad es que las sensaciones fueron bastante buenas.

La carrera era el domingo y la salida se encontraba en la localidad de Mancha Blanca, a unos 40 minutos en coche desde donde estábamos alojados. Como había que estar allí a las 7 de la mañana había que gestionar el transporte y en este sentido tengo que agradecer al gerente del hotel Sandos Papagayo que nos llevara en su coche a la salida. Eso sí, el madrugón no nos lo quitó nadie.

Aunque la previsión era de buen tiempo, ante el viento que hizo estos días y el descenso de temperaturas al caer el sol decido abrigarme por lo que pueda pasar: camiseta térmica, cortavientos y buff, luego ya tendría tiempo de ir quitando.

Llegamos a Mancha Blanca a eso de las 6:45, todavía de noche y ya había pasado la cabeza de carrera de la Ultratrail, que salían desde la playa de Arrieta a las 2:00 de la mañana. En este punto ya llevaban lo que a nosotros nos quedaba por delante.

Empieza a asomar el sol, pero hay bastantes nubes y se nota el frío, así que voy trotando suave para no quedarme helado.



Hago migas con alguno de los participantes que me informan de lo que nos vamos a encontrar a lo largo del recorrido. Lo más complicado los senderos de "jable" que es una gravilla muy suelta en la que te hundes hasta el tobillo y te ralentiza bastante, además de metérsete en la zapatilla y obligarte a parar bajo pena de ampolla o rozadura.


En cuanto a la complejidad del trazado hay un par de zonas técnicas, bajadas estrechas con mucha piedra suelta y casi al final de la carrera en las que hay que procurar no despistarse para evitar ir al suelo.



A las 7:45 todo el mundo ya preparado, último control de dorsales y briefing por parte de la organización; fotos de rigor y todos listos para tomar la salida.



Cuenta atrás manual 3...2...1...Salimos!!!!



Los primeros kilómetros discurren por senderos y campos de lava sin mucho desnivel que hacen que el ritmo sea más bien alto, aunque eso no es lo que yo tengo previsto así que me voy quedando atrás, manteniendo un ritmo casi de calentamiento. Vamos serpenteando hasta encontrarnos con la primera subida, ni muy larga ni muy pronunciada pero que provoca la primera aparición de sudor; casi se agradece para mitigar el fresco.



Las nubes no parecen querer irse y el sol se hace de rogar (ya me acordaré yo de estas palabras más adelante...)



Tras este repecho nos dirigimos hacia el sureste por una pista que nos lleva hasta la zona de los cráteres de la Caldera Colorada y de la Montaña Negra en la que podemos disfrutar de un paisaje "marciano", salpicado de bombas de lava...


Tras bordear los cráteres, cruzamos la carretera y nos adentramos en una zona de senderos en los que tomamos contacto con el "jable", que aunque en pequeños tramos, hace que la pisada se amortigue en exceso y te reduce el ritmo de marcha. Nos acercamos a otro crater conocido como la Caldera de los cuervos, y la verdad es que por su forma el nombre le viene que ni pintado...


Ahora nos toca afrontar una duna de "jable". Primero una subida en la que los pies se hunden por encima del tobillo. Toca caminar, hay que tomárselo con calma. Pero luego, la parte más divertida, la bajada. Ahora el que se hundan los pies te amortigua y tienes la sensación de descender por una ladera de agodón. Me dejo llevar y bajo dando grandes saltos, como si estuviera en la luna, menudo parque de atracciones...



Lo malo es que al terminar la bajada toca descalzarse y vaciar los dos kilos de jable que se te han metido en el playero. Pero bueno, la operación es rápida y sigo adelante. Ya se nota que nos acercamos a la Geria porque empezamos a atravesar viñedos, con sus muretes cortavientos.


Llegamos por fin al primer avituallamiento, poco antes del kilómetro 14, que estaba situado en las bodegas Stratus, y que era el inicio de la prueba de media maratón. Consigo enlazar con unos cuantos corredores que me preceden y llegamos justo cuando se estaba dando la salida de la media. Toca hidratarse y comer un par plátanos, esta vez nada de geles por si las moscas. Llego bastante fresco y decido mantener el mismo ritmo por lo menos hasta el siguiente avituallamiento.


Ahora toca repegar por las laderas del cráter de la Guardilama, plagadas de viñedos y con senderos de jable que esta vez ya se notan en las piernas. Esta es una de las subidas duras de la prueba y hay que tomársela con calma. Alterno pequeños tramos de trote con otros caminando y subo bastante suelto, adelantando incluso a algunos rezagados de la media e incluso alguno de la ultra; la verdad que estos tíos tras 55 km tienen que ver esta subida con otros ojos!!!.


Corono en la Asomada y antes de descender a toda prisa por el sendero "esponjoso" disfruto de la vista de la zona este de la isla: Arrecife al fondo, Puerto del Carmen y Tías al frente y a la derecha Puerto Calero.



Seguimos entre viñedos y nos dirigimos en dirección suroeste hacia la localidad de Uga, donde en el km 22 tenemos el segundo de los avituallamientos.




Llegando a esta localidad atravesamos lo que para mí fue el tramo más feo de la carrera, por una carretera solitaria que bordeaba el pueblo, sin casas, sin gente, sin paisajes y con el sol que comenzaba a hacerse sentir. Pero al fin y al cabo casi 3 km que enseguida pasaron. Repito el menú del avituallamiento (hay que aprovechar que estamos en la tierra de los plátanos...) y como me queda algo de agua en el camel decido no recargar hasta el siguiente puesto. GRAVE ERROR, si sé lo que nos aguardaba más adelante hubiera llenado la joroba hasta arriba.

Vamos desde Uga hasta Yaiza por una pista que bordea una cantera, con mucho polvo y con el sol apretando ya de lo lindo. Además, aquí no corría casi el viento y la boca se te resecaba con cada respiración. Lo poco que  me quedaba de agua no me duró ni 4 km y todavía quedaban otros 7 más...

Vamos corriendo ya por senderos a media ladera, ascendiendo hasta la localidad de la Degollada, donde tras coronar el alto seguimos por un tramo de carretera hasta que en el km 28 tenemos una maravillosa panorámica de la parte suroeste de la isla: Las Breñas, las salinas de Janubio, parte del Timanfaya y Playa Blanca.



Ahora toca el tramo técnico del que me habían hablado: es un pasillo estrecho, con subidas y bajadas, muy revirado y con mucha piedra suelta y algo de ramas, por lo que toca mirar al suelo y no despistarse. Noto que las piernas ya empiezan a acusar los km y me cuesta levantar los pies, con lo que tropiezo con alguna que otra piedra, trastabillando y tengo que hacer malabares para no irme al suelo. Este tramo en los 20 primeros km sería hasta divertido...

Sigo acusando la sed y no llega el tercero de los avituallamientos, todavía me separan de él 3 interminables kilómetros, que aunque son cuesta abajo no se acaban nunca porque el firme es muy duro y en cada pisada noto pinchazos en cada rodilla.

Por fin lo alcanzo y repongo líquidos, apuro dos plátanos y tras estirar un poco las piernas continúo la marcha, con Playa Blanca a la vista, pero la meta todavía a 9 km.

Vamos paralelos a la carretera por una zona no muy allá, aunque empiezo a encontrar más gente; este tramo coincide también con los de la modalidad starter, que acaban de salir a las 11 desde Femés.

En el km 34 nos separamos de la carretera para seguir a media ladera por los Ajaches hacia las playas del Papagayo.



Descendemos hacia la playa de las Mujeres y tras atravesarla de lado a lado enfilamos el último tramo de senderos, que entre acantilados nos lleva al paseo de Playa Blanca. Se me vuelven a llenar los pies de arena pero decido tirar hasta la meta y apurar los últimos km.

Una vez en el paseo, se nota la diferencia del firme de estos 2 últimos km, las baldosas te machacan pero con los ánimos de la gente te olvidas de todo y te llevan en volandas a la meta. Pasamos por delante del castillo de las Coloradas camino del Rubicón. Es un paseo puñetero por las subiditas que tiene, que a estas alturas te matan.

Adelanto a varios corredores, unos de la starter, otros de la media, alguno de la maratón y alguno de la trail, todos con lo suyo, la reserva ya casi agotada, nos animamos mutuamente, alguno que va caminando saca fuerzas de donde no tiene y trota un poco, la visión de la meta da alas, ya no queda nada, última bajada al puerto, música, speaker, gente animando, el sol calentando más el ambiente, últimos metros, sprint, ya lo tenemos...FINISHER tras 5 horas.



Experiencia más que recomendable, aunque para la próxima igual me animo con los 84 km de la ultra, pero eso son planes a largo plazo. Muy buena organización, muy buen trato a los corredores: hospitalillo en meta con masajistas, avituallamiento fin de carrera, bufette, buena bolsa del corredor y los paisajes, de otro mundo.

No hay comentarios: