viernes, 2 de marzo de 2012

HASTA QUE SOLO QUEDE UNO

La cita era el domingo 26 de febrero a las 10:30 de la mañana, en el Parque de la Providencia de Gijón. 50 plazas para participar en esta prueba sobre un circuito de casi 2 km y un desnivel acumulado de 250 m.



Mañana gris, pero no se preveía lluvia, no hacía mucho frío, así que no eran las peores condiciones para la carrera. Llego hacia las 9:45 a Gijón y los organizadores se afanaban ya en rematar los arcos de meta y los stands de avituallamiento y animación.



Poco a poco van llegando los participantes y comienzo a calentar, mirando de reojo los senderos por los que un poco más tarde nos conducirán a la zona de la playa de Peñarrubia. La marea está todavía alta y no se ve bien la zona de paso, pero los veteranos de la prueba nos confirman que en poco tiempo la bajada será considerable y asomará la roca sobre la que tendremos que correr procurando no irnos al suelo. Tras la experiencia de la Isla de Arosa estaba bastante tranquilo frente a las rocas húmedas, porque allí no resbalaban tanto como parecían, si bien el que fueran de granito ayudaba bastante (casi me quedo sin suelas...); aquí, al ser caliza habría que ir con cuidado y procurar pisar por las zonas más rugosas, evitando las de verdín.




A la hora prevista nos concentramos en la salida y tras recibir las indicaciones y consejos de los organizadores posamos para la foto de familia. Asistencia masiva del Avientu (organizadores de la prueba) y representantes del Tierra Trágame, Deportes Pardo, LaFuma, y algún otro club que se me escapa.


El plan previsto era dar la primera vuelta neutralizada para reconocer el trazado y luego ya ¡sálvese el que pueda!...



Pues así fue, primera vuelta en grupo, primeros metros en bajada por el sendero para llegar a las escaleras de bajada a la playa. Estas escaleras son puñeteras porque tienes poco espacio para el pie y es fácil engancharte el tobillo. Luego hay otras cuyos escalones son más bajos y había que bajarlas de tres en tres o ya de cuatro en cuatro. Las últimas sólo permitían el paso en fila india y luego ya empezaba la playa.

El primer tramo de la playa era de arena-gravilla que te tragaba hasta media espinilla. Luego ya por las rocas lo dicho, evitar las zonas de verdín y procurar llevar un trazado lo más recto posible. Había que ir alternando la mirada entre las puntas de los piés y un poco más allá para no acabar en un callejón sin salida.


Como remate a la zona de playa y antes de la "ligera subida" hasta meta, una trepadita, que aunque no era nada del otro mundo, hacerla a 170 pulsaciones te deja sin aire.



Luego tocaba caminar (para los simples mortales, los dioses se permitían subir corriendo, aunque no siempre), primero para salvar un tramo de escaleras y luego las rampas por el prao hasta meta.


Pues ese era el menú y la cosa no acababa hasta que te doblaba el cabeza de carrera o te retiraras. Total, que tras 50 minutos de sube, baja, salta entre piedras, trepa por aquí, saluda a los pequeños animadores (gracias por los ánimos ;) por allá, en la trepada me alcanza el ganador de la prueba, Santi Obaya, seguido de Juan Fuego y Fran Piñera, así que toca aflojar el ritmo y completar la vuelta.


Luego como espectador a disfrutar del espectáculo, las vueltas se sucedían y la cabeza de carrera cada vez estaba más clara. Al final Santi Obaya se impuso tras dar 18 vueltas al circuito.

Carrera muy original y con una muy buena organización que espero repetir el año que viene.

Gracias también a los muchos fotógrafos que inmortalizaron los mejores momentos de la prueba: Antonio Jiménez, Jose Blas, Rodigo....

Un enlace para el vídeo de la prueba:



No hay comentarios: