sábado, 6 de julio de 2013

VI Carrera de montaña El Asturcón

Primera carrera de la temporada asturiana, sexta edición ya de El Asturcón manteniendo el trazado de 28 km que nos permite recorrer el Naranco por pistas y senderos.

Este año afronto la carrera en bastante baja forma así que no me planteo mejorar las marcas de otros años, bastante tendré con terminarla sin sufrir demasiado. Y cómo cambia el cuento cuando las piernas no responden y los kilómetros se empiezan a hacer más y más largos, pero siempre le encuentro el lado positivo, más despacio se ve mejor el paisaje.

Día gris y frío, que tras una semana de lluvias nos planteaba un trazado embarrado y juguetón. Mucha gente, este año creo que será la tónica, inscripciones completas  nada más abrirse. Esperemos que la masificación no traiga problemas añadidos.


Tras la salida vamos entrando en calor por la senda que nos lleva bordeando el Nora, que tras las lluvias va crecido para lo que en este río tranquilón es habitual. Tal es así que un tramo de la senda se encuentra cubierto por el agua hasta la altura de las joyas de la corona. Para los frioleros hay habilitado un desvío en el que cada cuál hace una interpretación personal de nuestros antepasados los monos, ya que hay que agarrarse para no acabar en el río...

Después de un llaneo de unos 3 km empiezan las subidas y vamos adaptando el ritmo hasta llegar al primer avituallamiento en Ladines. Un poco de agua y sendero arriba para pasar a las zonas más trialeras de la carrera. Pasamos por la cruz del Llampaya y bajamos hasta la fuente del pastor para enfilar la subida al pico paisano, que tenía menos barro del que yo creía pero sigue siendo igual de dura...

Avituallamiento a pie del Cristo, noto ya la falta de forma, así que me tomo un respiro, como, bebo, estiro y troto cuesta abajo a ver si renacen las fuerzas. Esta zona la tengo muy pateada y el ritmo no se aproxima al habitual, así que ya me imagino lo que me espera. Sigo al trantran y aprieto un poco en las bajadas, sobre todo en la que lleva de nuevo a Ladines y de ahí a la senda del Nora.



Este es el tramo que más me fastidia, tanto de piernas como de cabeza, miro el reloj y peor todavía, así que me centro en terminar y nada más.

Eso sí, entro en meta satisfecho ya que el disfrute sin sudarlo no me llena, pero con planes para intentar subir  el nivel de preparación para las carreras que se presentan. 

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