No podía dejarlo pasar, no sé qué es lo que tiene esta carrera, pero la atracción del maratón de Nembra es irresistible; su trazado, la organización, el ambiente, la dureza...todo junto hacen de esta carrera una prueba que nadie debería dejar de probar al menos una vez.
Si el año pasado fueron 45 km bajo el orbayo, este año calor para aburrir, y con el demonión al micrófono, bienvenidos al infierno!!!...
Comenzamos a las 7:45 y como en el Alto Aller salgo en cola de pelotón junto con el cierre de carrera y a ritmo cochinero, que la primera parte engaña y te pide correr y luego se ríe de tí cuando te quedas sin fuelle a más de la mitad de carrera...
Los primeros kilómetros son por zonas boscosas pero ya se van notando el calor y la humedad; sin casi esforzarse sudas abundantemente, así que voy reponiendo líquido con bastante frecuencia, por si las moscas.
Vamos ganando altura por las pistas hacia el Pico Pedro García y ya en la parte alta comienza a apretar el sol. Eso sí, las vistas este año son increíbles: en el lado allerano Peña Mea, Torres, Retriñón, Coto Bello (al fondo Picos); en el lado lenense las Ubiñas y hacia la costa el Aramo; y un poco más cerca la primera subida a gatas entre cotollas con una fila multicolor de corredores encorvados que divisamos "plácidamente" desde el avituallamiento...
Seguimos por la parte alta de la carrera cruzando la pista de la Carisa y coronando las fortificaciones romana y astur para ya desde la Boya (km 20) comenzar el descenso de 10 km hasta la Escrita (km 30). Este es un tramo engañoso porque si la carrera terminara abajo se podría hacer a saco, pero una vez que terminas el descenso te esperan 15 km de toboganes con una primera subida de casi 4 km hasta las antenas de Chagos que se te agarra al culo como un bloque de cemento...
Descenso pues controlado, sin excesos, pero sin dormirse para no pasarnos del corte de las 6 horas. Llegamos a la Escrita en 5:35, dentro del plazo previsto aunque un poco retrasados con respecto al año pasado. Si todo va bien me quedan menos de 3 horas hasta meta, pero la subida a las antenas va a dejarme los gemelos a punto de caramelo y menos mal que estaba Jorge acompañando al cierre y en las antenas consiguió descontracturarmelos...mano de santo. De no ser por él, los casi 50 abandonos podrían haberse duplicado.
Ahora ya a tirar de reserva hasta el final; un poco trotando otro poco caminando, el sol que se va ocultando tras unas nubes que amenazan tormenta; sólo nos faltaba una chispa para incendiar el infierno!!!.