sábado, 4 de agosto de 2012

IV Resistencia Reino Astur

Otra edición más de esta maratón de montaña que discurre por los montes alleranos.


Es una carrera dura, tanto por la distancia como por el perfil (prolongadas y duras subidas y bajadas, con tramos técnicos, mucho barro y piedra...) pero es una de las que mejor sabor de boca me ha dejado en estas dos últimas ediciones.

Las razones son simples, pero no por ello fáciles de conseguir: una organización entregada y un entorno incomparable.

Si bien el año pasado predominó la niebla en la primera parte del recorrido y el sol en la segunda mitad, este año nos esperaba nuestro amigo Nuberu con el fuelle cargado de agua, lo que hizo que la lluvia nos acompañara durante todo el recorrido y nos proporcionara un verdadero parque de atracciones a los que nos gustan los trazados embarrados.

La única pega (por rebuscar alguna) fue no poder disfrutar de las vistas, aunque lo habitual es no levantar casi la mirada del suelo por lo que pueda pasar.

Tras retirar el dorsal y terminar de pertrecharme nos concentran al pie de la iglesia para tomar la salida pasadas las 7:45. Empieza a orbayar, cuenta atrás a viva voz y salimos.

Me acoplo en un grupo de unos 20 corredores y tras dejar la carretera vamos haciendo los primeros kilómetros en fila de a uno y el uno que abría el grupo se despistó y nos pasamos un cruce, hasta que tras un buen rato sin ver ninguna marca nos paramos y damos media vuelta, recitando "salmos". Cuando encontramos el camino, todas las plegarias que iban dirigidas a la organización referentes al trazado se ahogaron en un suspiro y sólo faltó arrodillarse ante la gran flecha naranja fosforito que nos habíamos pasado por alto...moraleja: no te fíes de los de adelante y vete comprobando que vas por el buen camino.

La excursión fuera del trazado nos supuso unos cuantos minutos de retraso e incluso nos adelantó el corredor escoba, con lo que tocaba recuperar lo más posible para no ser descalificados.

Comenzamos la larga subida que nos lleva hasta el picu Pedro García, a algo más de 1500 m de altitud para luego ir cresteando por las defensas astur y romana de la Carisa hasta el picu la Boya, cima del recorrido a 1728 m.

Ahora toca la gran bajada hasta la Escrita, que promete intensas emociones por el estado de los senderos. Ya nos avisan en los avituallamientos que hay mucho barro y que la piedra resbala, que vayamos con cuidado..."cariño no corras" y qué hacemos, pues correr y disfrutar como enanos: chapotear, ponerse de barro hasta las cejas, ir de lado en las curvas cual coche de rally, alguna posada de nalgas y feliz como una perdiz...esto sí que es un parque de atracciones!!!

Una vez en el avituallamiento de la Escrita y tras reponer energías y estirar un poco toca la última cuestona hasta las antenas. Es una subida larga que a estas alturas de la carrera te deja sin fuerzas, así que hay que tomarla con calma.

Una vez alcanzadas las antenas la carrera ya está casi hecha, aunque para los más de 10 km que quedan a meta hay que usar la cabeza porque las piernas ya van justitas justitas.

Pasamos por el picu Moros y de vuelta ya a la meta enfilo la última bajada; un año más termino esta gran carrera, cansado, empapado, con barro hasta en el sobaco pero con una sonrisa de oreja a oreja.



Felicitar a todos los que han participado en la organización y espero que nos veamos en la V edición.