viernes, 21 de octubre de 2011

Ruta Cebolledo-Picu Requexines- Lago Ausente

Ante el buen tiempo que nos está brindando este otoño, el pasado día del Pilar aprovechamos para realizar esta ruta en el puerto de San Isidro. Logística de bocadillos y bebida, cámara de fotos y dirección al concejo de Aller.
De camino al puerto disfrutamos de la explosión de color otoñal, el día es soleado y los árboles parecen tener luz propia con una gama de colores desde el rojo intenso al amarillo huevo.
Ya en el aparcamiento de Cebolledo subimos por una de las pistas de la estación de esquí hasta enlazar con el sendero que nos lleva al collado que nos separa del valle de Requejines.
Acostumbrados a ver las pistas con nieve, la sensación es extraña, sobre todo subiendo...


Ya en el collado, divisamos todo el circo de Cebolledo y la zona de Requejines...


Seguimos cresteando en dirección al picu Requexines, y ya podemos ver a lo lejos los picos de Europa. También empieza a asomar el Torres...
Llegamos por fin al picu Requexines, tras innumerables paradas fotográficas y desde la cumbre podemos disfrutar de unas vistas en picado del lago Ausente y de los pastos del puerto...

El plan inicial era seguir hasta el picu Ausente y bajar por la derecha del lago, pero el reportaje fotográfico, el hambre y el viento que soplaba en el cordal nos hizo tomar la bajada directa por la izquierda...

Ya en el lago, al abrigo de los dos picos, dimos cuenta de la merienda y recargamos las baterías solares antes de bajar a Cebolledo, esta vez ya por la pista ganadera que sale de la base del lago.

Al final salieron casi 9 km de una ruta con unas vistas impresionantes, apta para todos los públicos.

domingo, 16 de octubre de 2011

VIII subida al Picu Pienzu

Suena el despertador a las 6 de la mañana, como es habitual el cuerpo se niega a despertar y sólo de pensar en la carrera hace que sea difícil espabilarse. Ritual de desayuno y coche hacia Arriondas.
La previsión del tiempo es buena pero ya me esperaba la consabida niebla mañanera. La temperatura, fresca, 9 grados, así que forro polar hasta empezar a calentar.
Llego a Arriondas y después de coger el dorsal busco algo abierto para el cafetín de antes de la salida.
Un poco de trote por el Parque de la Llera, saludos a los conocidos y a estirar mientras terminan de instalar el arco de salida.
Casi a las 9:30 un pequeño briefing sobre la carrera, los nervios habituales antes de empezar y a la hora prevista el pistoletazo de salida.
Los dos primeros kilómetros son de asfalto hasta conectar con el sendero, así que el ritmo es alto. Anque no me gusta salir rápido me dejo llevar por el grupo mirando de reojo el pulsómetro; no quiero pasarme de pulsaciones y pagarlo más adelante.

Se nota el fresco y los brazos se llenan de gotitas de rocío, aunque una vez que coges temperatura no está tan mal.
Nos metemos ya en harina y las primeras rampas por el camino te cortan el ritmo del asfalto, así que un poco de CACO y a dosificar.
Vamos entre castañeros sonre una alfombra de hojas y erizos, en un ambiente de bosque encantado, con sube-bajas más o menos llevaderos.
Llegando a la zona del Cotaraxu, nos encontramos con un tramo un pelín complicado, ya que es una zona de ladera, estrecha y con piedra húmeda, que te obliga a bracear para mantener el equilibrio. No interesa retorcer aquí un tobillo, así que de momento a no arriesgar.
Llegamos a Cofiño, primer avituallamiento, un poco de agua y fruta y a seguir hacia arriba con los ánimos de los vecinos, todavía entre la niebla.
Empezamos a subir por las laderas de la Peña Corvera por un sendero empedrado que todavía resbala, pero poco a poco abandonamos la niebla y podemos disfrutar del espectáculo del mar de nubes.

En la subida nos encontramos con gente animándonos, lo que se agradece un montón.

El sol ya calienta, aunque lo llevamos a nuestras espaldas y no molesta tanto. Vamos llegando al siguiente avituallamiento, justo antes de la subida al Pienzu.
Ya vemos la cruz de la cima y la fila de corredores de camino a ella, je, no queda nada!!!
Vale más no mirar hacia arriba y concentrarte en tus pasos, izquierda-derecha y un-dos, paciencia.

Ya en el puesto de avituallamiento repongo las reservas de combustible y comienzo a ascender el último tramo hasta la cima.

Ya veo de bajada al primero de los clasificados (el recorrido de ida y de vuelta es el mismo, así que el cruce es inevitable). Un poco más tarde el segundo y más adelante el cruce con corredores es continuo. En algunos sitios hay peligro de "colisión" entre el que baja a tumba abierta y el que sube justito de fuerzas.
Últimos metros antes de la cima, aprieto los dientes y a sufrir...
Ya arriba, un poco de agua, un ligero estiramiento, un vistazo al entorno y hacia abajo.
El descenso lo hago a buen ritmo y voy arriesgando un poco más a medida que alcanzo a otros corredores. Esto me hace tropezar un par de veces y me juego probar el suelo, aunque libro en todas ellas. Lo que más me preocupa es que los gemelos me hacen amago de subirse en cuanto el terreno pica un poco hacia arriba, así que en el siguiente puesto tomo doble de plátano y un gel.
El plan va según lo previsto: cima entorno a las dos horas y otra prevista para bajar y hacer la carrera en 3 horas.
Van pasando los kilómetros y llego de nuevo a Cofiño, donde paro nada más que para beber un vaso de agua. Paso de nuevo por la zona de Cotaraxu, con cuidado y ya a tope hasta la carretera.
Sigo alcanzado a corredores y eso me motiva más, así que aprieto ya a tope hasta la meta.
Tengo a dos más a tiro en el último kilómetro pero ya no doy más así que mantengo el ritmo y entro en meta por debajo de las tres horas, cumpliendo el objetivo.
Me tiro en el cesped para recuperar el aliento y estirar, bebo un poco de agua mientras siguen llegando corredores, luego una ducha y como nuevo.
Una carrera dura, más por el ritmo que se impone que por el desnivel en sí, pero con un paisaje increíble sobre todo si el día es como el que nos acompañó.
Agradecer a Miguel Trankos, Xente correndera y al Gaiteru por las fotos.

jueves, 6 de octubre de 2011

8ª subida al Picu Pienzu

El sábado 15 de octubre se celebra la 8ª subida al Picu Pienzu, dentro del campeonato de carreras de montaña de la FEMPA.

Con salida y llegada en Arriondas, 22 km para subir al picu Pienzu, en la sierra del Sueve.


El trazado no es del todo duro salvo por el tiempo máximo que la organización da para completarlo, 3 horas y media, con lo que habrá que andar ágil.


Vamos a ver cómo llegamos de forma porque la maratón de los Lagos me dejó tocadas las rodillas.

Unos rodajes suaves y estiramientos y a ver qué tal se da.

domingo, 2 de octubre de 2011

V maratón xtreme LAGOS DE COVADONGA

Ya han pasado unos días desde el domingo y con las rodillas todavía doloridas sigo disfrutando en mi mente de los paisajes de los Lagos  de Covadonga, que con el día de sol que nos acompañó hacían que los kilómetros no pesaran.
Aunque ya se preveía el madrugón, el cuerpo no está para chistes cuando le dices a las 4 de la mañana que hay que ponerse en marcha. Me levanto con el piloto automático puesto y ya duchado voy preparando un café para espabilar. Una buena ración de hidratos, último repaso a la mochila y a las 5 salgo para Cangas de Onís. Una hora escasa de coche y llego a la plaza del ayuntamiento, donde ya están repartiendo los dorsales.
Una densa niebla hacía presagiar que el día iba a ser soleado, aunque a esas horas el fresquillo se te metía hasta la médula.
Recojo el dorsal y la bolsa del corredor y voy en busca de una buena ración de cafeína, pero cuál es mi sorpresa, no hay nada abierto, buff, me voy a quedar sopa!!!.
Monto en el bus que nos llevará a la zona de salida en el Repelao; algunas caras conocidas y bastantes acentos de otras regiones, gallegos, leoneses, cántabros; la prueba ha tenido éxito pallá del Huerna...
Llegamos al Repelao y ya hay bastante gente combatiendo el frío y los nervios con pequeñas carreras y estiramientos. MILAGRO, se abre el pequeño bar y me apresuro a coger sitio, necesito ese café. Tras una media hora rondando al camarero por fin el premio. Casi me quemo la boca pero el efecto es inmediato (supongo que más psicológico que químico). Ahora a calentar y a esperar el momento de la salida.


Ya son casi las 8, empieza a clarear, la música y el speaker van animando el tema y ya sobra el cortavientos; unos estiramientos matanervios y a la línea de salida: salimos y como es habitual los máquinas salen como almas que lleva el diablo; queda mucha carrera por delante así que comienzo con un trote cómodo hasta llegar al inicio de la subida a la Cruz de Priena; todos en fila de a uno y una pequeña cola para entrar en el sendero.
Todavía hay niebla y los flashes de las cámaras parecen relámpagos. Las primeras rampas a paso ligero y todos en fila, casi no hay sitio para adelantar o apartarse. A los pocos minutos superamos en nivel de la niebla y pudimos disfrutar de las torres de la basílica de Covadonga asomando como islas; una parada rápida para una foto bien merece la pena:

Una vez superados los más de 500 m de desnivel en poco más de 2 km llegamos a la Cruz de Priena y comenzamos a crestear en dirección sureste hacia la huesera. El terreno está bastante bien para lo que llovió días atrás, aunque algo resbaladizo por el rocío en las zonas de piedra, pero las piernas están frescas y los resbalones se salvan con soltura. Cruzamos la carretera y nos dirigimos hacia la Vega de Comeya por la pista, después de una breve parada en el primer avituallamiento.

Comienza a dejarse sentir Lorenzo, casi de frente y ya me voy mentalizando con el calorcín que me va a acompañar toda la carrera:


Salimos de la pista y campo a través llegamos a la Vega de Comeya; menuda vista, el paisaje es impresionante:



Cruzamos la vega por la pista y el agua nos llega casi por la rodilla, está fría, pero es mejor eso que hundirse hasta el cuello en la turbera que nos espera a los lados. Aquí el gore tex no vale.
Enfilamos la subida al túnel de las minas de la Buferrera y llegamos por fin a la zona de los lagos. Los turistas que pululan por los senderos nos animan y ya se ve el siguiente avituallamiento al lado del lago Ercina.


Tras dos horas de carrera las sensaciones son bastante buenas y procuro dosificarme en vez de cebarme en los llanos de los lagos, hay que subir a la Porra de Enol y bajar a Covadonga y de allí todavía quedan 18 km a meta!!!
El entorno es magnífico, los senderos no presentan gran dificultad y puedes disfrutar de reojo del paisaje, aunque siempre pendiente de donde pisas.
Bordeando el pico Mosquital vemos ya la silueta de la Porra de Enol, cumbre del recorrido con 1270 m, la subida caminando por supuesto pero con vistas a acelerar un poco en la bajada.


Sobre nuestras cabezas el helicóptero de la Guardia Civil que ya es habitual en las carreras de montaña. Últimos metros antes de la cumbre y aprovecho para sacar una panorámica antes de enfocar la bajada junto con otros dos compañeros:


Voy detrás tanteando el estado del terreno y una vez pasada la zona más resbaladiza adelanto en un tramo de tierra suelta. Procuro no acelerarme mucho tras dos avisos en forma de patinazo. Ya en la zona de pradería que nos lleva a Fana suelto un poco las piernas y mantengo un ritmo que me permite ir adelantando corredores:


La bajada es larga, más de 6 km y lo peor está al final, llegando a Covadonga el suelo está muy resbaladizo, sobre todo en la zona de la Vega de Orandi, el empedrado es un peligro y hay que poner los 5 sentidos para no retorcer un tobillo o irse al suelo. Pasada esta zona se oyen ya las campanas de la basílica y tras un descenso en zigzag a través de una zona boscosa por fin Covadonga. Tras una parada en el avituallamiento para reponer fuerzas y bajar pulsaciones de nuevo en marcha tras 4 horas de subebajas:


Saliendo de Covadonga por el parking de autobuses iniciamos una dura y larga subida, sobre todo a estas alturas, por una pista que nos llevará de nuevo a más de 700 m de altitud.

El sol aprieta en las zonas despejadas y me estoy quedando sin agua en la camel y encima, en el  siguiente puesto se acabó el agua...buff, nunca me supo peor el aquarius, y más cuando acababa de tomarme un gel contando con beber un par de vasos de agua.

Las piernas ya empiezan a protestar y para "calmarlas" nada mejor que una buena zona de barro pegajoso que no te deja avanzar y que quiere quitarte las zapatillas a modo de peaje.

Entorno al km 30 empiezo a sufrir mi momento psicológico: el ritmo se atasca incluso en las bajadas, empiezo a contar los km que faltan, a preguntarme qué hago aquí, ya no disfruto del paisaje y las piernas ponen quejas oficiales al cerebro. Ya lo he vivido antes y sé que unos km más allá, si no cedo a las protestas, teniendo los deberes hechos en el tema de hidratación y combustible, la cosa remontará.

Así es, llegando a la última gran subida, a las antenas sobre Cangas, vuelvo a encontrar un ritmo cómodo y una vez arriba, a "sólo" 8 km de meta, me lanzo a un descenso ya sin contemplaciones. El terreno tiene mucha piedra suelta y es muy revirado pero me concentro y saco una buena  media.

Llego a una zona de bosque en la que me encuentro con otro compañero y sorteamos juntos una zona de castaños, con gran cantidad de ramas, en la que ambos probamos el suelo, aunque sin mayores consecuencias.

Por fin la pista que nos conduce a Cangas, ya se oye la megafonía de la meta, gente animándote, los últimos metros ya por las calles y con una gran sonrisa en la cara, ya que vamos a terminar y además dentro del tiempo establecido; la sensación es fantástica, el reto se ha conseguido.

Tras cruzar la meta, un poco de isotónica, chocolate y unos estiramientos mientras comentamos con los compañeros las anécdotas de la carrera. Un masaje, una ducha y a pensar en el siguiente reto.